Publicado 9/XII/06
Concebí este Pinochet como una máscara, la pinté y planeaba colgarla de un clavo para fotografiarla. No estaba convencido y cuando me enfrenté a Andrés Cuenca, el fotógrafo, le pedí que la rescatara. Su propuesta fue enriquecedora y el resultado fue mucho mejor que el que proyecté. Andrés salvó el que puede llegar a ser mi último dibujo para El Observador.
El culpable me gusta allí tirado en la calle, olvido, vinagre.
El 10/XII/06 murió el abusador, resentido del oro y desleal.

Etiquetas: fotografía, ilustracíón, política